Brasil consiguió driblar la recesión en 2017, pero la retomada del crecimiento del gigante latinoamericano continúa perdiendo fuelle en medio de la incertidumbre política de cara a las elecciones presidenciales del próximo octubre.

A ello se suma el desgaste del Gobierno comandado por el presidente Michel Temer, quien, golpeado por varios escándalos de corrupción, no ha conseguido llevar adelante su principal bandera, la reforma del sistema de pensiones y jubilaciones, según coincidieron hoy economistas consultados por Efe.

La combinación de estos factores ha empujado a los analistas del mercado financiero a revisar a la baja las previsiones de crecimiento de la economía en 2018. Tras perder un 7% del PIB entre 2015 y 2016, Brasil volvió a la senda del crecimiento en 2017 con un alza del 1% y una expectativa de crecimiento de cerca del 3% en 2018.

Sin embargo, las previsiones de los analistas del mercado financiero han ido decreciendo a medida que ha avanzado el año y se prevé ahora un aumento del PIB del 1.50%, según consta hoy en el boletín Focus, un informe semanal publicado por el Banco Central con la opinión de un centenar de expertos.

En tan solo un mes, los economistas han rebajado 0.26 puntos porcentuales la proyección para 2018, un año marcado por la celebración de unos comicios totalmente imprevisibles cuando faltan menos de tres meses para su celebración.

Nadie sabe qué pasará

Los sondeos sitúan al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a la cabeza, pero el antiguo líder sindical está preso desde abril y virtualmente inhabilitado en función de una condena en segunda instancia por corrupción pasiva y lavado de dinero. Sin Lula, las encuestas, hasta ahora, hablan de un escenario totalmente atomizado liderado por el ultraderechista Jair Bolsonaro (17%), seguido por la ecologista Marina Silva (13%), el laborista Ciro Gomes (8%) y el socialdemócrata Geraldo Alckmin (6%).

“La incertidumbre política es un problema de fondo, pero ha tomado mucha fuerza. A menos de tres meses de los comicios, la incertidumbre es muy grande y no hay candidato de centro derecha que agrade al mercado. Estamos muy a la derecha o muy a la izquierda”, afirmó a Efe el presidente Orden de Economistas de Brasil (OEB), Manoel Enriquez García.

Además de la inestabilidad política y la fragilidad del Gobierno para llevar adelante su reforma estrella, las proyecciones del PIB han absorbido las consecuencias de la huelga de los camioneros que durante once días paralizó Brasil el pasado mes de mayo. La paralización, que provocó la escasez de algunos productos básicos, como el combustible, afectó a sectores estratégicos y generó una fuerte caída de la actividad económica del país en el quinto mes del año, con un descenso del 3.34% respecto a abril.

Los datos, publicados hoy, corresponden al Índice de Actividad Económica del emisor brasileño (IBC-Br), un indicador que se considera una medición previa del PIB. La huelga derribó en mayo algunos de los principales indicadores del país: la producción industrial se contrajo un 10.9%, la segunda mayor retracción de la serie histórica, mientras que el sector servicios, responsable de cerca del 70% del PIB, bajó un 3.8% en mayo, su peor resultado desde 2011, frente a abril.

No obstante, a pesar del fuerte impacto en la economía, la huelga de los camioneros ha tenido un “efecto puntual”, que debe de ser diluido a lo largo del año, en opinión de Joelson Sampaio, profesor de la escuela de economía de la da Fundación Getulio Vargas. Para los economistas, las proyecciones económicas para este año todavía pueden ser rebajadas y, según el presidente de la OEB, si “las cosas continúan caminando de esta forma”, el PIB podría crecer tan sólo un modesto 0.5% en 2018.

Fonte: Economía Hoy Mexico.